#25N Nos manifestamos por el fin de la Violencia de Género


Nos gustaría que hoy estuviésemos celebrando otro tipo de hito, nos hubiese gustado hablar del día de la violencia de género cómo si a día de hoy ya se hubiese erradicado, como si formase parte del pasado y tan sólo estuviésemos haciendo un recordatorio de un hecho que, anidado ahora en una cierta lejanía, debemos tener presente, como se suele decir, para no tropezar con las mismas piedras, para no recaer en las mismas estructuras -las patriarcales- que lo hicieron posible durante tantos siglos...

La realidad es que hoy, en el año 2018, continuamos bajo el yugo de la organización patriarcal, de sus valores, de su educación, de su política, de su “ética” y, como no, de su legislación. Por mencionar algunas cifras (Nota 1):
  • 44 mujeres han sido asesinadas en España en 2018. Son 972 desde 2003.
  • Se estima que el 35% de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas.
  • A nivel mundial, 650 millones de mujeres y niñas se casaron antes de cumplir los 18 años.
  • 200 millones de mujeres y niñas han sufrido la mutilación genital femenina en los 30 países en los que existen datos representativos al respecto.
  • 15 millones de mujeres adolescentes (de entre 15 y 19 años) de todo el mundo han sido obligadas a mantener relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas.
Siendo conscientes de todo lo conseguido por nuestras antecesoras (algunas con nombres e historias visibilizadas, muchas otras invisibilizadas) no debemos caer en el espejismo de la igualdad: las mujeres son asesinadas como resultado de la violencia machista; aún existen brechas importantes económicas, educativas y sociales entre géneros; aún vivimos en un modelo social que hace de la diferencia una debilidad y de lo masculino una referencia universal.
Aún hoy, en diferentes y desproporcionados grados a lo largo de la geografía mundial, se nos cuestiona el derecho a decidir y, por lo visto, en los últimos tiempos, el derecho a discernir lo que sentimos, cómo lo sentimos y cuándo.
A través de la historia este sistema patriarcal ha ejercido una violencia directa sobre las mujeres, pensemos que -hasta hace relativamente poco- se consideraba el maltrato un asunto de pareja o meramente “familiar”, se justificaba y, una vez más, se invisibilizaba.
El sistema se encargó de expropiar nuestros cuerpos, asignándonos sexo y género bajo unas reglas del juego binarias, en las que las mujeres han de asumir roles sumisos, de cuidadoras, comportamientos con prudencias enfáticas y formas de vestir y sentir diferenciadas. Parafraseando a Amelia Várcarcel: La Ley del Agrado ha regido y rige el modelo de feminidad.
También se ha ejercido una violencia de género indirecta sobre todas nosotras, expropiando nuestra capacidad de sentir y discernir, expropiando nuestra capacidad de responder en determinados contextos en los que se transgreden nuestros derechos, nuestra dignidad y nuestras decisiones.
Y esto... Esto es sólo en nuestro país, en países similares... En otras geografías a las mujeres no se les permite ser dueñas de sus destinos, ni siquiera de sus vidas.
“Queremos Ser Libres No Valientes” es el lema que abanderamos el año pasado y que seguiremos abanderando hoy, y resume -de la forma más sencilla- un objetivo muy complejo: cambiar el modelo social que justifica las agresiones contra las mujeres. Conseguir la plena igualdad, la igualdad real a todos los niveles y, especialmente, en la convivencia entre géneros.

#NiUnaMenos
#MeToo
#CadaDíaes25N

[Texto adaptado de Guía de Recursos OnLine para la Prevención de la Violencia de Género publicada en 2018]
Notas:
1. Datos extraídos de http://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women/facts-and-figures